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Ser o Estar. Balance de la División de Honor

Una característica del español, respecto a otros idiomas, es la de tener dos verbos -“ser” y “estar”- para expresar situaciones semejantes. Distinguirlos correctamente es uno de los problemas más complejos de nuestro idioma. No obstante, podemos asociar “ser” con la esencia y “estar” con el estado; es decir que “ser” atribuye al sujeto algo permanente, mientras que “estar” le aplica un estado transitorio. Y todos en el Club Waterpolo Sevilla sabíamos lo que nos esperaba por “estar” en División de Honor.

Comenzaba su segunda campaña en la máxima categoría tras un primer año en el que todo fue nuevo. La temporada 2008/09 traía consigo la expectativa de metas e ilusiones renovadas y la introducción de algunos cambios, en un entorno profesional altamente exigente y competitivo, donde disputar los partidos es ya todo un éxito. Ganarlos, por lo visto, muy improbable.

A pesar de la renovación efectuada y lo aprendido de ellos, la incorporación del cubano Pedro Biart para dirigir al equipo y la entrada de jugadores profesionales jóvenes, polivalentes en su juego y con mucho recorrido aun, no han dado los resultados esperados. Evidentemente, el objetivo de consolidar al equipo en la División de Honor no se ha materializado.

Cierto que ha sido un año “revuelto”, donde ya desde el inicio hubo bajas importantes: Cañizares, Lastres y Cortés especialmente. Las lesiones han llegado en los momentos más inoportunos; en concreto, la del croata Sentic, que le ha impedido disputar con garantías la segunda vuelta. Pese a ello, el equipo ha evolucionado favorablemente a medida que avanzaba la competición, disputando seriamente los últimos partidos ante rivales más y mejor preparados, y con ese “algo más” que, en los momentos clave, nosotros no hemos tenido. En esta segunda vuelta lo que sí se ha puesto de nuestra parte es más juventud, dando entrada a los juveniles del filial en los límites fijados reglamentariamente, tras la salida por decisión técnica de los Duque, Espinosa, Tardío y Millán que habían iniciado la temporada. La presencia del californiano Corcoran ha contribuido a ello, mejorando, más si cabe, las prestaciones del eslovaco Janicek, que con cincuenta dianas, se ha convertido en uno de los máximos goleadores de la Liga.

En los tiempos duros que se han vivido esta temporada solo una mente abierta nos ha permitido mantener la serenidad, a pesar de todos los “peajes” pagados, redoblando la paciencia, muy noble virtud, y tomando buena nota de las dificultades encontradas para aprovecharlas como oportunidades de mejora. La competición nos ha hecho aprender mucho y en tiempo record lo que quizá nunca imaginamos. Hemos visto cosas muy buenas, las más, y alguna que otra impertinencia, las menos. Siempre hemos preferido caminar por el lado soleado de la calle porque el lado oscuro no ha sido ni será el nuestro nunca.

Ardua tarea para todos en estos meses -deportistas, técnicos y directivos- donde lo importante ha sido gestionar lo mejor posible aquello que podía hacerse y no lo que se quería tener, dando muestras de un entusiasmo y sacrificio difícil de comprender ante las continuadas derrotas, si no es por la conexión emocional con un proyecto. Cada uno ha aportado su esfuerzo sin perder nunca los referentes que como club lo vieron nacer y crecer, a pesar de los cambios introducidos. Cambios prudentes, sensatos y acordes a las posibilidades reales, pero sin la fortaleza necesaria, dados los resultados. La financiación es uno más, quizás no el más importante para nosotros, pero evidentemente nos situaba de entrada en la mitad de la tabla, no ya de División de Honor, sino de la Primera.

Hoy por hoy es “circunstancial” que el Club Waterpolo Sevilla no esté ya en División de Honor. Lo “esencial”, lo que nos define como equipo es la ilusión por aspirar a competir mejor, a trabajar al límite de la exigencia. Esto no asegura el triunfo, pero nos hace protagonistas de nuestro proyecto para regresar pronto a la máxima categoría.

Más información en www.waterpolosevilla.com